Podías sentirte estremecer al oír sus pasos, cada uno de aquellos pasos cargados de recuerdos, otrora sonrisas. Hoy polvo agregado a la silueta de un pasado una vez sombrío. Al sumergirte en su mirada, sus ojos eran profundos, rebosaban de sabiduría / calma / tranquilidad. Encontrabas en ellos la inmunidad de quien vive en cada respiración, sin la preocupación latente en sus venas.
Aquellos “recorredores de mundos” vivían sus vidas inmersos al compás de la música de los errantes, caminan sobre el cielo observando con atención, participando ocacionalmente, siempre impregnando su magia en cada acción alrededor, ocultos en el continuo del tiempo.
Que bien escondida una reflexión en una descripción fantástica. Un recuerdo casi melancólico.
ResponderEliminarComo decía un amigo: "El mejor dotado de los conductores suicidas"